Harry y Meghan

Cuando pequeñas, soñamos con nuestra boda y la imaginamos como los cuentos de hadas y princesas: la carrosa, el castillo y un apuesto príncipe quien nos va a cuidar y amar por el resto de los días. Ahora nos queda claro que las bodas de cuento, se pueden convertir en realidad. La boda de Harry y Meghan.

Un enlace matrimonial llevado a cabo en la Capilla de St. George, ubicada en el mítico castillo de Windsor, que sin duda va a ser memorable; por todos los rigurosos protocolos de la realeza británica que ha sido ligeramente modificados y en los que Meghan ha participado activamente.

Es evidente el amor que rodea a la pareja, un joven Harry rebelde, que antaño figuraba en los tabloides por encontrarse en el ojo del huracán y que hoy luce centrado, radiante y feliz. Y una Meghan que ha dejado los ajetreados sets de grabación y ahora junto al Duque de Sussex inicia una nueva etapa en su vida.

Él en un uniforme militar del regimiento Blue and Royals al que pertenecen Harry y su hermano Guillermo y ella luciendo un vestido de Givenchy, diseñado por Clare Waight Keller con manga francesa, escote en barco, falda amplia y corte sencillo con cola de tres metros y un increíble velo de cinco metros de largo. Cabe destacar el ramo y su historia; fue el príncipe Harry en persona quien eligió y cortó las flores el mismo día de la boda del jardín privado de casa en Kensington, mismas que más tarde fueron entregadas a la florista para convertirlo en el bouquet que usó Meghan en el castillo Windsor durante su boda.

Meghan llegó a la capilla de St George, acompañada de su madre en un clásico Roll Royce para más tarde abandonar el lugar ya acompañada de su esposo, Príncipe Harry, en el carruaje Ascot Landau construido en el 1883 y usado especialmente en ceremonias de coronación, bodas reales y visitas de estado, mismo que fue elegido especialmente por su visibilidad para que todos compartieran la felicidad de este momento tan especial.

Al igual que el clásico Jaguar E-Type Concept Zero en el que, muy al estilo James Bond, llegaron sa la recepción. Como dato curioso, portaba la matrícula con la fecha de esta importante unión.

Aunque fue una fiesta para toda Inglaterra, fueron invitados a la boda, aproximadamente 600 personas, incluyendo celebridades y miembros de la realeza y más tarde se llevó a cabo una recepción exclusiva para 200 invitados, amigos y familiares, en la casa de Campo de la Realeza británica construida en el siglo XVII, Frogmore House, mítica por sus increíbles jardines. Como dato especial, las invitaciones contenían tinta de oro y tinta negra estadounidense, la primera con la insignia del príncipe de Gales y la segunda como homenaje a la futura integrante de la Casa Real.

Los duques de Sussex, compartieron al mundo entero su felicidad y mostraron la fotografía oficial de su enlace en la que destaca la Reina Isabel y su esposo Felipe de Edimburgo, Los duques de Cambridge, Carlos y Camila, y sus 10 pajes.

Definitivamente, cuando recordemos la boda de Harry y Meghan, nos quedará claro que no hay sueños imposibles de cumplir y que el amor hace que los pueblos y las razas se hermanen para proveer felicidad.