[intense_dropcap] F [/intense_dropcap]inalmente le damos la bienvenida a un nuevo año y con él, a miles de nuevos retos por cumplir, a dar vuelta a la página y a construir desde este nuevo día, un nuevo presente; ha llegado el momento de poner en práctica nuestros propósitos de Año Nuevo; aquella lista que, entusiasmado, construiste a lo largo del año, porque dijiste: “ahora sí, en enero ya inicio”.

Es como una regla de vida: si haces propósitos de año nuevo, sabes que no se van a cumplir. Quizá por eso dejamos para esta fecha tan especial todos aquellos pendientes que has venido acumulando a lo largo de tu vida. Cambiar de look, comer saludable, inscribirte a un programa de ejercicio físico y mental, matricularte a ese curso, dejar de fumar… en fin, una larga fila de actividades, que si te das cuenta, solo dependen de ti, no hay factores externos a los que puedas echar la culpa.

¿Por qué, claudicamos en nuestros propósitos de año nuevo?

Por dos factores: Principalmente porque no estamos acostumbrados o nos da temor el cambio; y en segundo lugar porque, independientemente de que se vale soñar, nuestros propósitos se convierten en anhelos poco realistas. Iniciar una dieta, por ejemplo, conlleva cambiar los hábitos alimenticios, dejar de consumir algunos productos que estamos seguros nada los puede sustituir o sencillamente, tenemos miedo a vernos bien y sentirnos mejor; parece absurdo, pero es verdad. Por otro lado, hacemos el propósito de recorrer toda la unión americana en el sistema ferroviario; parece una locura si es que no cuentas con los recursos económicos necesarios para dejar de trabajar un semestre, además si dispones de ese tiempo.

Basta del sabotaje

¿Te has dado cuenta de que los propósitos de Año Nuevo los abandonas al pasar el primer trimestre del año? Has reflexionado que no cumplir con la lista que hiciste el diciembre pasado, te genera una carga emocional muy grande llegando incluso a sentirte derrotado por posponer aquello que tanto anhelas. Es momento de hace un alto y a dejar de sabotearte.

Posponer o abandonar, los dos enemigos de los propósitos de Año Nuevo

Posponer las cosas puede generar un sentimiento abrumador, estresante y doloroso ya que constantemente buscamos un futuro perfecto en el que el propósito planteado tenga más posibilidades de éxito; no te engañes, eso no va a ocurrir. Si lo quieres, lo quieres sin pretexto que valga. Por otro lado abandonar es quizá la forma más sencilla de claudicar en el intento. Elabora un programa de 21 días en el que te fijes metas diarias; un paso a la vez, objetivo tras objetivo. Roma no se construyó en un día y piensa que después de haber dado el primer paso, estás un paso más aventajado en alcanzar tu meta.

Te deseamos mucho éxito en tus propósitos de año nuevo, voluntad para hacer las cosas, valor para disfrutar de lo desconocido y te felicitamos por dar el primer paso para un mejor mañana. Un paso a la vez.

¡Que tengas un 2017 radiante!